A cierta hora de la noche
el deseo nos llama
para que mis manos
se vuelvan beso en tu cuerpo
y tu boca sea caricia
que atraviesa mi piel;
para que la noche
queme nuestros cuerpos
con pasión interminable.
A cierta hora de la noche
el deseo despierta todos
los sueños y se extiende
por nuestros cuerpos
y la casa entera
hasta que somos sólo
fuego en el fuego del otro.
el deseo nos llama
para que mis manos
se vuelvan beso en tu cuerpo
y tu boca sea caricia
que atraviesa mi piel;
para que la noche
queme nuestros cuerpos
con pasión interminable.
A cierta hora de la noche
el deseo despierta todos
los sueños y se extiende
por nuestros cuerpos
y la casa entera
hasta que somos sólo
fuego en el fuego del otro.
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