Es
amarga la ausencia.
Es
el silencio en que habito,
la
melancolía que me acompaña,
otra
noche sin la luz de tus ojos.
Pero
si volvieras,
la
soledad se reiría
de
las tristezas que me pueblan.
Yo
me echaría a volar
hasta
tu cielo
y
me volvería besos, abrazos y caricias
entre
tus sueños.
Aún esta ausencia late con amor.
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