La
vida es un día.
Desde
el primer instante
de
luz resplandeciente
hasta
la oscuridad más absoluta,
un
sólo día en el universo.
En
ese día debemos
caminar
tantos senderos
como encontremos,
como encontremos,
oler
la naturaleza, vivir el amor,
conocer
el dolor,
tocar
con ternura, con curiosidad,
con
furia, con miedo,
sentir
la lluvia, el sol, el frío y el deseo,
descubrir
al otro que también existe,
asustarse
y reírse, bailar y cantar.
Ver
el final de otros,
y
llorar el afecto perdido.
Acercarnos
temerosos a la piel
y
cobijarnos en ella.
En
ese largo día debemos
maravillarnos con lo que somos,
horrorizarnos con lo que hacemos,
y
al final, dormirnos en la irremediable
grandeza
del universo
para
perdernos en la eternidad.
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