jueves, 7 de junio de 2012

El regreso

Esa tarde me esperaste
con un ramo de ilusiones
y vestida sólo con
el olor a vainilla y naranjos
del verano.
La piel, las miradas y la pasión
nos aprisionaban, nos ahogaban,
nos llevaban al otro.
Dejamos que los besos
y las manos insaciables
despertaran nuestros cuerpos,
para que la pasión inundara
nuestra cama, el cuarto, el piso
y saliera al jardín a ver florecer
de nuevo los sueños.
Ardimos más allá de la noche.
Había regresado a ti
para perderme en tu cielo,
para que definiéramos
una vez más
el significado de los besos,
para que los sueños
poblaran de nuevo
el paraíso de nuestros cuerpos.

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