martes, 11 de septiembre de 2012

El primer beso







La primera vez que nos vimos supimos que ya nos conocíamos, que éramos desde siempre el uno para el otro, que la vida nos había dado el tiempo necesario para encontrarnos en el instante perfecto.
El primer beso fue como lo habíamos soñado: era volver al fin al otro. Fue dejar que el amor nos empapara, nos desbordara y nos volviera río enamorado. Besarnos, besarnos, besarnos con la desesperación de los enamorados que han esperado muchas vidas para volver a verse. La felicidad de nuestro amor fue salvaje, tierna, como una tormenta desatada o como un lento descender de un río de caricias por nuestra piel.
Tú y yo nos volvimos a ver por primera vez en los brazos del otro después de un largo camino. Supimos que éramos el uno para el otro. Me cubrí con tus besos y tú fuiste amor, más que amor, fuiste fuego en el agua, cielo en la tierra, mar en los cielos. Nunca más podré separarme de ti. Aunque otros nos vean solos, estamos siempre en el otro.

Nos miramos enamorados del amor para ser en la piel del otro un sueño que nunca termina.
A veces me despierto y te veo junto a mí. Aun a mil kilómetros de distancia estás junto a mí. Nos llevamos en el otro. Somos el río de la vida, el destino enamorado de dos que siempre se buscaron, aunque no lo sabían. 

Nuestra distancia se hace tiempo, se hace risa, palabra enamorada, caricia que vuela en busca del otro.

Cuando nos volvimos a ver por primera vez supimos que no nos separaríamos nunca más. Porque el verdadero amor  un día llega y nunca más se va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario